El músico de origen puyense lanzó un doble sencillo, ‘001’, este 30 de septiembre y abrió una nueva etapa de música en su carrera, de la cual habla en esta entrevista a la hora del almuerzo.
Derian Diorian pertenece al grupo de amantes de las limonadas, los dos pedimos una para cada uno y estas nos llegan frías, sudando gotas gordas y lentas alrededor del vaso. Es lo más barato del menú y coincidimos en que resistirán hasta el final de nuestra conversación.
SPOILER: resistieron.
El artista ecuatoriano lanzará nuevas canciones después de casi un año sin estrenos, el último de ellos se llamó 7R3C3 y salió el 11 de febrero del 2022. Ahora se refiere a su nueva música como un gran cambio en su composición y con estructuras creativas listas para convertirse en hits urbanos.

Para nuestra conversación lo noto acelerado, con ganas de contarlo todo a detalle, esta actitud le sienta bien, hasta es capaz de revelarme datos de su vida que pudieron cambiar su destino por completo. Fuera de la grabación dice que cuando era niño pensó en la vida militar y estuvo muy cerca, durante dos semanas, de darle forma a ese sueño. Me habla de su familia; sus hermanos, madre y abuelos. Saca su celular y me muestra una foto de su abuelo. Tienen la misma nariz y esa pose elegante cuando ambos se sientan. Quiso ser militar por él.
Bloquea su celular y estamos listos. Abrimos nuestros sorbetes y absorbemos con timidez nuestras bebidas. —Hice los cálculos y el tiempo entre el último lanzamiento y tu nueva música es de 7 meses y 19 días, ¿por qué te tomó tanto tiempo? —, pregunto. Dorian se sorprende, pero sabe perfectamente la respuesta al lapsus, —Este año pasé más enfocado en tocar que en acabar el álbum, ya estaba listo hace un tiempo, pero entre que esté todo cuadrado y bonito, me quedé mucho en la idea de que debía conseguir a alguien y pagarle para que lo haga (refiriéndose a la mezcla). Estaba reuniendo dinero, pero llegó un punto en que olvidé el disco y me di cuenta de que tocar también estaba buenazo—.
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Y no miente, este año fue uno de los más fructíferos para Dorian con las tocadas. Finalizó el 2021 con una gira por las ciudades principales del país, que sufrió las últimas consecuencias de la pandemia con cancelaciones. Retomó las presentaciones con los conciertos en la gira de la banda cuencana Letelefono y tiempo después con la gira nacional de Neoma, de la cual guarda recuerdos muy claros, en especial con el hecho de que dejó la universidad de lado en esas semanas, “cuando vino la Neoma a Ecuador, todo ese mes no asistí a nada, no presenté nada”, Dorian se ríe con mea culpa cuando dice esto, justifica todo lo vivido diciéndome que “es así, juventud: divino tesoro”.

Los toques aumentaron en el segundo semestre del año, con su presentación en la Fiesta de la Música en Cuenca y varios conciertos íntimos en Quito, como El Chaulafán Especial de Sónica, junto a Pedro Bonfim y Chloé Silva o el Marianita Fest en Curuba, con Luv, Mauricio Mena, La Honte y Bryan Josías.
— ¿Lograste hacer inversión después de las tocadas?
— Al principio si tenía algo guardado, pero ya pues…los viajes. A veces el estilo de los shows que han predominado este año, a veces gastas más de lo que ganas. Ahorita si no me resulta mucho tocar, económicamente, no me voy a desviar.
— ¿Ahorrar es posible?
— Hay shows y shows. Pero si es complicado. Igual yo también, a veces, sólo acepto tocadas entre amigos en que terminas ganando $20 y eso toca dividir, pagar los repasos, transporte y te quedas con $2. Ahora mismo pienso que las tocadas deben ser un capital.
En cuanto a su búsqueda de alguna persona que se encargue de la mezcla, no avanzó como lo planeó y cargó esa responsabilidad en sí mismo, aunque admite que en primeras instancias temió la decisión. Sin embargo, mucho del trabajo está hecho y es resultado de la confianza que, según él, ha crecido en esta etapa creativa.
Él llama a su nueva música como ‘el pop del muchachito que vive en la ciudad’, una broma interna y generacional que se basó mucho en sus gustos del último tiempo. Las dos nuevas canciones, ‘Sachet’ y ‘Solo Solo’, son resultados de haber escuchado mucho el nuevo disco de Bad Bunny, ‘Un Verano Sin Ti’ y al rapero argentino Dillom. Las letras son más sueltas y menos repensadas. De hecho, dice que: “en la composición de ‘Sachet’ pensó mucho el ‘¿qué diría Dillom? O ¿cómo lo plantearía?’”, añade:
Los primeros dos sencillos que van a salir son la reacción a todo este año, en que he escuchado música urbana y reggaetón, por ende, creé muchas más cosas en torno a eso (…) Lo chistoso de trabajar con beats es que sientes un deje de decir cosas sin planear, que es el 80% de cómo quedó ‘Sachet’. Por eso hay líneas medio pendejas. En ‘Solo Solo’ también hay ese concepto. En cambio, en el siguiente doble sencillo, que hablo más de amor, las hice en una etapa en que tenía imágenes muy presentes.

La nueva obra musical de Dorian pertenece a su camada de experiencias en 2022. Sus historias son el pan caliente de lo que vivió este año. Él se refiere a todo lo nuevo como propuestas “menos elegantes” pero con mayor confianza que en lanzamientos pasados. “Tengo un poco más de confianza en cómo escribo, porque siento que ya no tengo que demostrar algo. No es que mi carrera esté cimentada, pero ya no estoy pensando mucho en que va a decir equis o ye persona o, ¿será que pega? Si me divierte y no me da cringe en la etapa de producción, se queda”, dice.
— ¿Cómo has desarrollado esta confianza? ¿Con lo que escuchas o algún suceso en particular?
— Con lo que escucho y me gusta ahora. La música que escucho ahora es muy impulsiva, que me hace sentir que esto es lo que es. También tiene que ver con la gente que me rodeo, con quienes he compartido procesos. Eso me da un atajo. He visto cómo trabajan el Menino Gutto, Benja (Santillán) y Pedro (Bonfim), he visto qué les funciona y puedo usar esas mismas tácticas ahora que estoy solito.
— Te has unido a esta nueva escena de músicos, ¿cómo trabajan?
— Suele ser no muy planificado. Por ejemplo, la primera vez que escribí con el Pedro y el Gutto fue porque les fui a mostrar mi álbum y terminamos escribiendo una canción. Yo les considero mi círculo cercano y son mis referentes. Al Benjamín le he escuchado tanto y ese man está en lo quiere hacer, él ya entiende sus cosas y no tiene tampoco mucho miedo en decir o hacer lo que quiere. Eso es buenazo. Los compadres: Rosero, Veliz, Mauricio, Cruz, Salas (artistas contemporáneos a Derian).
— ¿De cuánto sirve tener este grupo de amigos?
— Cuando acabo una canción y la exporto quiero mostrarle a todo el mundo. La función de estos grupos suele ser esa, les muestro a ellos y recibimos feedback. Por ejemplo, Biera me ayudó a hacer ‘Sachet’. Funcionan bastante para tener una segunda opinión,
Derian explica que mucha de la música actual que ronda en sus playlists o rutina diaria, se debe -a más del reggaetón– al rap y hip-hop, que encontró en estos géneros algunas respuestas para la composición actual, en especial con las letras. Dice:
Lo que me he dado cuenta del hip-hop y el rap es cuando logran hacer metáforas con la cultura pop, como cuando hay nombres de actores de películas o personajes, porque sí responden a una época. Últimamente he querido escribir letras en ese sentido, que se sienta que es de este tiempo, de los dosmilveintes, no algo genérico que trate de una época de muchos años, sino de un año más específico, como una fotografía. Ahora estoy sueltito escribiendo. Me di cuenta de que sí influye también dónde escribes y cómo lo haces. Antes tenía mi libretita para hacerlo, así fue en el primer álbum. Ahí están los retazos de los tachones de versos que no quedaban. Ahora en estas canciones sólo abro el bloc de notas del celular y empiezo a producir a la par. Es más impulsivo.
Para poner a prueba esta influencia, es tan fácil como escuchar la primera canción de sus nuevos estrenos: Sachet. La canción es una crítica al facho de redes sociales y que comparte su vida mainstream. “Todo bien con esa gente”, dice Dorian, “pero la canción es algo que me da seguridad a mí porque es un statement, en que no tengo que estar pendiente a quien le gusta esto. Es un resentimiento guardado y que quería sacarlo”. En su letra hay una energía bastante marcada, de siempre ir hacia arriba, con letras más rápidas y dispuestas a transformarse en cualquier cosa, sin huecos que nos lleven a pensar mucho tiempo que es lo que intentó decir. Frases como “hoy vine rápido, soy McQueen” o “esta noche tenemos Call of Duty”, le dan la razón para comprender que estas nuevas historias tienen un nuevo centro. Él llama a toda esta aceleración de energía y palabras “la escupidera de sentimientos” o “el himno de una nueva etapa”.
— Puede ser un hit. Quizá lo mejor has hecho y lo sabes. ¿En medio de la composición reconociste una clave para repetirla en las siguientes canciones?
— No tanto. Me cabrea un poco cuando caigo en cuenta que estoy haciendo una canción para que pegue. No siempre es así como funciona, me pasó con ‘Visitante’. Si bien tuvo éxito, se demoró en pasar. Así que pensar en ello no lo hago, me limita. Con las nuevas canciones son una impulsividad total, lo que quería hacer ese rato. Se sienten como puntos clave o por donde quiero ir, pero también se debe a que he estado escuchando mucho mainstream, mucho pop, reggaetón…
— ¿Qué otros artistas has escuchado?
— Recién me solté de ‘Un Verano Sin Ti’, Dillom, Rojuu y todo a lo que te lleve. Jhay Cortez, Kendrick Lamar…
— O sea, Tik Tok.
— Sí, jaja

A ‘Solo Solo’ hay que escucharla con otro oído, porque la historia y su composición viaja por otra ruta. Esta vez Dorian desaparece de la historia y se convierte en el Dios de la trama, él compone a sus personajes y abandona autobiografías para crear en letras y música lo que tanto tiempo ha escuchado. —A mi me suena esta canción como una historia de amor entre clases alta y baja—, le digo. — Es un modo de vida en el que estuve un rato y en el que caemos muchos: salir a cazar—.
La historia de esta canción trata sobre dos personas que desaparecen de un lugar sin exactitud y se esconden en el cuarto de alguna plaza. Dorian, mientras escucha sus propias explicaciones, recuerda que quizá se basó en sus abuelos paternos para constituir toda la trama, aunque es claro en que su primera idea al momento de componerla no iba con dicha determinación. En sus palabras, toda la canción es sobre reivindicaciones o como quiere llamarle: flexeo. En todo el desarrollo de la obra reúne elementos como amores imposibles, discotecas famosas del Puyo donde se ‘flexea’ y tipos de personas muy específicas que encuentras en pueblos chicos. Tal es el caso de mencionar a lugares como Escobar y Kenku, dos discotecas donde él solía encontrarse con sus amigos para la preliminar de alguna fiesta.
Si bien lo que canta no lo vivió, dice que escribir en la piel de otro es algo que le gusta. Recuerda a Dillom, “en una entrevista el man decía que no todo lo que él escribe tiene que ser lo que uno vive”, poniendo de prueba que muchas de las letras del argentino lo tienen a él como alguien que morirá pronto por su modo de vida, pero no siempre esa es toda la realidad. En base a esto dice: “yo no sé si iría por ahí haciendo las cosas que digo en cierta canción, pero es algo también para evolucionar en el proyecto, que no sólo se limite en mi comprensión, sino en cosas que puedan pasar afuera”.
La nueva era musical de Dorian está a la vuelta de la esquina y el artista ecuatoriano es consciente del tiempo que ha pasado entre uno y otro lanzamiento. Me dice que cuando hace tocadas revisa los rostros de cada asistente y admite que, aunque está agradecido, es el mismo público en cada concierto. Quisiera darles nueva música a ellos y que, a partir de los estrenos, se una más gente al proyecto. “No quisiera que ellos se cansen de escuchar las mismas canciones”, se reclama a sí mismo. Además, que la alineación del proyecto, junto a Ernesto Salgado y Joao Obando, ofrece un show demandante y con buena química en cada puesta de escena.
Por si te lo perdiste:
Al primer doble sencillo le seguirá otro: ‘Construcción’ y Drástico’, aún sin fecha de salida. En estas nuevas canciones habrá una intensa reflexión de amor e historias pesadas, que el músico vivió con personas a través de todo este año. Una nació de un amor en El Cajas (Cuenca) y otra es una metáfora arquitectónica, como si el amor fuera una casa mal hecha y toda la obra es su odisea por derrumbarse.

A medida que la limonada se convierte sólo en hielos de agua sin sabor, Dorian se abre lo necesario para dejarme en claro que su personaje de músico no lo es todo en el día a día. Tiene preocupaciones familiares, amorosas y universitarias, en medio de todos los planes de lanzamientos de su música. “Mi mantra últimamente es que todas las cosas están mejorando. Nunca fui una persona retraída, pero descubrí ciertas inseguridades que están solucionándose”, dice. “Este año ha sido para darme cuenta de que puedo integrar todo y no necesariamente ser el hijo músico que nunca sabe nada de la familia y nunca topa. Sino que puedo ser eso a la vez que organizo las reuniones familiares o el que está siempre pendiente de cómo está el resto y eso me llena, porque como te dije, me he vuelto una persona muy familiar y eso me emociona mucho. No de que yo quiero tener una familia, sino de responder por mi familia. Siento que ha sido un año muy movido, eso mismo hace que sea difícil creer que ya se acaba”.
En toda la entrevista hubo dos personas taladrando en una pared de la cafetería cerca a nuestras orejas. Las respuestas se rompían con los ojos de ambos pausando la conversación. Al final, a cinco mujeres gringas y de edad avanzada se les ocurrió la magnifica idea de tener una charla de chismes en la mesa de a lado y en el volumen más alto que sus gritos podían permitirlo. Esto fue una prueba para callarnos luego de una hora, con la boca ácida por el limón y los glúteos planos de tanto estar sentados.
Dorian admite en sus gestos que ha dicho lo suficiente. Yo le sigo el ritmo. Para terminar, se hace una pregunta y hace un pedido a quien siempre escucha. A ver si funciona: “¿Y cómo va a terminar el año? Con nueva música y Dios quiera con el disco terminado”.