Pasó casi una década de encierro mental para que Medusas estrene ‘Mareas’, un doble sencillo que apuesta a la psicodelia lenta y nacida en el mar.

Sus padres le llamaron así por un guillotinado de la Revolución Francesa. Maximilien Robespierre. Bastó un nombre, aunque recuerda que iban a agregar el doble-nombre Jean Valjean a su cédula. “El registro civil dijo: ‘hasta ahí quedamos, sólo Robespierre’”, dice riéndose, en esta llamada por Zoom.
Ahora tiene el control de sus titulares y se autodenominó Medusas, en honor al mar, su imaginación y la nostalgia entre sus viajes. Más al mar, que es el lugar donde está mientras responde cada una de mis preguntas.

Robespierre Bonafont tiene 22 años en 2022 y vive en Guayaquil. Lanzó el 14 de enero de este año el primer sencillo doble de su nuevo proyecto, uno que viene encerrado en su mente hace siete años.
“Esto comenzó cuando tuve 15 años e iba al Festivalito en FEDISCOS. Simplemente me impactaba cómo me pegaban las bandas. Desde ahí empezó mi sueño por crear mi proyecto. Y mientras más psicodélico mejor”, dice. Sin embargo, el proyecto se pausó por muchos años, justificando este ir y venir a que él mismo se cohibía por volver a su música. “Esto era algo nuevo, pero logró que me estabilice un poco”.
El año definitivo fue 2019, cuando Medusas consolidó su sonido -para este entonces cabe decir que el proyecto es, en esencia, 100% Robespierre. Es un pulpo en todas las facetas. Compuso, grabó e interpretó, exceptuando la coproducción que hizo con Santiago Salazar en Cuenca-. 2021 le sirvió para grabar todo lo que faltaba y enfocarse en nuevos temas. Los lanzó y ahora aquí están dos canciones que, según Robespierre, pueden llamarse una sola, porque fueron hechas con la misma raíz sonora.
Hablemos en serio, ¿qué estamos escuchando?

Psicodelia y moduladores al toque. Dos canciones lentas, que él admite haberlas trabajado con esa intención. Un doble estreno que, para los nostálgicos del 2015, se centra en tripear.
Para Bonafont “es música que te permite sentir”, basada en sus primeros y constantes acercamientos al mar. Él recuerda que el mar siempre lo conectó desde muy pequeño. De una manera física y extraña. “Tengo esta visión de siempre que iba al mar con mis papás, lo veía y tenía una sensación de que era un ser (…) con el tiempo fui una persona a la que le gustó viajar a la playa. Escuchar el viento, esta melodía que hay entre las olas, llegó un punto que iba allá para obtener cierta información, regresar a la ciudad y plasmar eso en mi música”. Me cuenta que él hace estas canciones para que, cuando alguien más las escuche, esté en esos mismos lugares.
Una prueba para comprender estas sensaciones es la portada, diseñada por David Rojas, que atrae la idea de una duna o una ola de arena en medio de la nada.
En las palabras de Robespierre, el concepto se divide en “elementos vívidos, paisajes de otros mundos y sueños”. Es enfático en este hecho de jugar con la fantasía. Luego lo traduce en los gustos que lleva en su cabeza, como: Carl Sagan, Castañeda o Borges. Muchos de ellos, heredados de la biblioteca de casa. “Me gusta este hecho de la alquimia, el hermetismo, cosas ocultas. A la hora de reflejarlo en mi música no soy tan oscuro, ya suficiente pesado es el mundo”, agrega, abriendo un espacio a sus influencias sonoras, en las que no se quema los dedos, pero nombra a Paola Navarrete en Verde Fugaz o un recuerdo de cuando fue a Coachella y vio a algunas bandas que le dieron la patada para reconocer el sonido que quiere hacer.
¿Y ahora qué?
– ¿Con esto se abre la posibilidad de armar tocadas, algo más o sólo quieres dejar un precedente de lo que sentías en este momento? -, pregunto. “No tengo nada planeado”, dice. “Ambos temas se han formado con el tiempo, por eso lo relaciono con una planta. Quiero ver qué pasa en el camino e ir sacando otros temas”.
En pocas palabras…
Robespierre define a este estreno como un mantra del momento. Sus años en producción, en el estudio La Bañera (Guayaquil), que queda en su casa, le han servido para curtirse en lo que busca. La influencia del ambient o la electrónica le dan mérito, además mezcla parte de sus ideas para que esta canción tenga un sentido íntimo bastante original, en un correo que me envió él resume su canción de esta manera:

“(Mareas y Flores de Mar son) Dos temas que se mueven entre elementos vívidos; algo así como dos paisajistas pintando el mar, como paisajes de otros mundos dentro del extraño movimiento que existe al observar. Todos los seres de este planeta conciben el Universo como una serie de procesos mentales, sin miedo al espacio y con miedo al tiempo. Extraña divina extensión del pensamiento…Pensamientos detrás del proyecto, donde proyecto o por lo menos intento de proyectar. Perdón que extienda esto, pero me encanta escribir por correo, todo es más real, esta serie de ideas me recuerda a la plenitud precisa de los espejos, que simula estar lleno y está vacío; en un fantasma que ni si quiera desaparece, porque no tiene la capacidad de cesar”.
¿Apostarle o no? / Opinión
Hace mucho no escuchaba algo tan limpio. Se nota muy bien que hay un toque personal, en el que el autor hizo de todo. Lo primero que pensé fue en el sonido de MIEL o Bardo José, las presiento como bandas hermanas, lógicas para su tiempo con todo este sonido. La letra queda a criterio de cualquier persona, porque es un proceso personal al cual tenemos la posibilidad de adaptarnos como sea. Personalmente, es agradable y toma un tono de amor bastante íntimo y cursi, hecho para despedirse de la ciudad con la persona correcta y perderse en la playa. Se llena de palabras desordenadas que pueden tomar sentido si le pones atención suficiente a lo que escuchas. De otra manera, es un buen sonido de fondo para estar en paz.
¿Le apuesto? Con los ojos cerrados. Aún así, me genera desconfianza el futuro de Medusas. Quisiera escuchar más canciones pronto o tener la seguridad de que este sonido tendrá segunda, tercera, cuarta, séptima o vigésima parte. Tiene una base explotable y dejarla al destino es irresponsable, aunque respetable. El dueño decide.
Hay fe y nivel. Me atrevo a decir que también hay escena en su sonido, la cual espero que logre salir de una sola ciudad.
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