De esto va el primer disco de Derian Diorian, la nueva joya alternativa del oriente ecuatoriano

Derian Diorian

En 2021 tiene 20 años y lanzó su primer disco en medio de una transición pesada de su vida. Impulsivo, desesperante o saturado. Para Derian Diorian, esto es lo mejor que ha hecho en su vida. Hablé con él vía Zoom.

En sus primeros días, este disco empezó como una campaña presidencial. Un relato que nada tuvo que ver con la desesperación emocional del resultado final. ‘Si voy de A soy B’ se convirtió, poco a poco, en la excusa de un adolescente ecuatoriano, que narra una fase compleja de su existencia, entre fantasmas del pasado, crisis familiares, experimentos sonoros y dibujos pandémicos.

Ahora mismo se llama Derian Diorian, con todas las vocales confundidas dentro de su nombre. Hace un año era Dorian Rodríguez, parte de la banda amazónica Tohms, proyecto conocido por haber ganado el premio mayor en un concurso de bandas en la plataforma Buenaventura, en Quito. Su proyecto solista era cosa suya, aunque me cuenta que intentó llevar algunas canciones actuales a su banda, lo que no pasó por diferencias creativas.

Y es que el mundo sonoro de Derian, quien nació en Shell (Pastaza), distaba mucho de su agrupación. No cuadraban. Prefirió arrancar por su cuenta.

Si Voy. Cortesía.

Lo hizo como un desconocido, con la imagen clara de que era un proyecto del extremado (y poco cubierto) Oriente ecuatoriano. Sin embargo, viajaba a Quito por estudios. La pandemia lo agarró, le devolvió al Puyo (de donde es) y se quedó ahí, en veremos.

Aprovechó la pandemia y el encierro para darle forma a su primer disco, que tomó sentido tras el taller ‘maneras de escuchar música, componer y crear en el Apocalipsis’ con Pedro Bonfim, vocalista de Lolabúm, en el que compartió clase con otros proyectos emergentes e interesados/as por la música. En ese espacio tomó inspiración para formar una que otra canción del disco. “La olla creativa”, dice, que se creó en esas clases virtuales, le animó a terminar lo que había empezado. “Era el estudiante molesto, el que intensaba con full preguntas al profesor”, recuerda entre risas.

Posteriormente al taller llega a Soundbreaker Records, sello musical que lo acogió hasta el lanzamiento del disco que produjo casi en totalidad.  “Cuando entré al sello ya tenía el disco hecho. Sólo no estaban  ‘El Año’, ‘El Visitante’ y ‘El Adiós’”, cuenta. Además, explica que el proceso de entrada a esta empresa se consiguió por la recomendación de alguien de ahí, “Ernesto (Salgado) le mostró mi música a Danny (Pauta) y yo tenía miedo que me cambien lo que había hecho o que lo manipulen para que sea una estrella pop, pero nunca fue así. Las situaciones creativas me las dejaron muy abiertas y por alguna razón me tienen confianza”.

La manito que le dio el sello consiguió que el disco salga. Además, que el concepto, de forma y fondo, tome un sentido más literal y menos abstracto, dándole un toque más concreto a lo que había hecho en soledad.

En palabras delgadas, el disco es una narrativa en forma de concepción y desvelo, que afronta la crisis, la enfermedad y/o la muerte. El cual avanza en cada canción con el esmero inicial de que, quien lo escuche, sienta que hablan de él o ella.

de A. Cortesía.

“Si bien el disco no es una historia concreta, si tiene actos. Como el primero, que son las tres primeras canciones, son partes en las que se retrata esto de aferrarse al pasado, de querer que las cosas salgan ese rato y no después. ‘El  Hotel’ trata de que yo antes vivía en un hotel y la vida era muy diferente. Ahí todo era muy disperso, casi ni había contacto con mis hermanos o mi madre. El estilo de vida era diferente. No es lo mismo ahora. Cuando ya nos fuimos de ese lugar sentí un vacío en el que pensaba ‘¿cómo será la vida después?’, esa canción es sobre casi toda esa escena…este primer acto es como preguntarse hacia donde estoy yendo. ‘El Dinero’ salió durante el taller. ‘El Año’, ‘El Cambio’ y ‘El Bus’ son quejas full personales de la realidad, este aferre de la primera parte es como una representación sobre a que me estaba botando. ‘El Bus’ es la canción más pandémica, porque el álbum no lo es, y el cierre es sobre conclusiones, me hago a la idea de que todo estará cambiando todo el tiempo y de que tu casa no va a ser siempre el mismo lugar”.

-La canción del final (El Silencio), ¿qué significa? ¿La muerte del personaje dentro del disco o un final abierto a…no sé, otro disco?

-En esa última sección hay canciones muy mías, tratando de sincerarme. Cuando ya escuché todo el álbum y pensé que debería tener un sentido, este minuto de silencio sirvió como un respiro después de tanto caos y no sabes que va a pasar después. Como después de una tormenta, que no sabes si seguirá lloviendo o hará sol, pero no es minuto de silencio tal cual por la muerte sino por todo lo que se perdió.

Derian reconoce que el título del disco o su propio nombre son trabalenguas, pero admite que todo fue un producto de la impulsividad, que se aferró a esto para que el disco saliera de una vez. Sobre el título ‘Si voy de A soy B’ le echa toda la responsabilidad a la idea de movimiento que tenía en la mente cuando lo escribió, hasta se atreve a afirmar que “quizá el próximo álbum se llame ‘Si voy de B voy a C’”.

-Me doy cuenta que es un álbum muy circunstancial, ¿te arrepentirás de estos impulsos en el futuro o estás muy seguro de este disco?

-Creo que en cuestiones musicales y de letras estoy muy satisfecho. Cuando juntaba a mi familia para que escuchen les decía que era lo mejor que había hecho hasta ahora. Estaba empecinado en hacer yo todo, en mezclar, masterizar…y fueron meses de ver videos, esperando que suene bien. Más que todo en el aspecto técnico me ayudó a crecer como artista, y en el futuro más que sentirme arrepentido, lo recordaría con cariño, como esto que me marcó full. Que me acercó a un montón de personas y me hizo sentir realizado.

Soy B. Cortesía.

Puedes escuchar el disco de Derian Diorian acá abajo.