Usa el ‘ticinco’ para resumir sus 40 años en la música. Ha estado en más de 30 discos (según su información de facebook). Aprendió saltándose la teoría y copiando canciones a puro oído. Fue parte, además, de las bandas que León Febrés Cordero quiso callar. El 20 de junio trae show en vivo (detalles al final de la nota), con una calidad que promete no decepcionar, vía vimeo.
Hay dos formas en las que puedo contarles sobre Alex Alvear. La primera es desde el famoso secuestro del 85 y la segunda es el mundial de fútbol del 2014.
Vengo del ombligo del planeta
Tierra donde nunca falta el sol
Tan variada y rica es su belleza
Que al verla cualquiera se enamora.
De Donde Vengo, 2007.
Vamos por la segunda, porque pertenezco a ese grupete que no conocía su nombre pero sí sus canciones. Era un currutaco ante -como dice una de sus biografías en internet- este ilustre desconocido. Verán, Ecuador iba al mundial por tercera y última vez en su historia. Un mal fan como yo necesitaba ciertos himnos para repatriarse a ese amor por el país, porque era el mundial y aunque las chances siempre son 10 a 0 para ser campeones, es una nueva oportunidad para cantar el himno nacional. De casualidad la Papaya Dada había reestrenado ‘De Donde Vengo’; una canción publicada por Alvear en su disco ‘Equatorial’ del 2007 y que ahora incluía feat con Mariela Condo, Mirella Cesa, Karla Kanora y claro: Papaya Dada. La historia de esta canción desencadena la explicación hacia la vida de Alex, que vivió la mitad -y más- de su vida en otro país, donde fue mesero, músico y papá (en ese orden).
-Esa canción…cuando yo era chamito me ponía la piel de gallina- le confieso.
-Esa canción le ha pegado bien duro a la gente, creo que más a la gente que está fuera del país (…) a los que están afuera, pucha…les da en el nervio.
La canción fue consecuencia de la petición de un productor a Alex por hacer un hit, sin querer queriendo. “No la tenía programada para ponerla en el disco”, dice. La causa viene de la obra instrumental de Alvear y que “a veces no puede poner en palabras lo que siente o quiere expresar”, pero que salirse de la ausencia de letras fue la primera excusa para armar ‘De Donde Vengo’, él continúa contándome que: “el productor me dijo: ‘ve, el disco está lindísimo, hay muchas canciones chéveres pero está demasiado instrumental y necesitamos un hit’. Y yo le digo: ‘¿qué quieres que haga?’ Él me dice ‘ándate a tu casa y mañana me traes un hit’ y yo…pariendo. No tenía ni idea de cómo hacer pero la canción me salió en 15 o 20 minutos, la letra y todo, ta-ta-ta. Fue de esos momentos muy mágicos que suceden muy rara vez en la vida”.
“La escribí cuando yo estaba en la yoni (Estados Unidos), me iba y regresaba. Siempre tenía una visión idílica porque el país había cambiado mucho y había cosas positivas, pero ahora que estoy aquí más de cinco años…ya no estoy tan fervoroso con el patriotismo. Estoy súper decepcionado con la clase política de los gobernantes que tenemos y hemos tenido. Hay muchas cosas porque pelear ahorita en el Ecuador y no soy tan fan de esa canción ahora…”, comenta.
Esa decepción en la clase política ecuatoriana se vería reflejada en la vida de Alvear, exclusivamente en su adolescencia, cuando –él mismo dice- “era parte de los bichos raros de la escena musical”. Era artista y al gobierno de turno eso le olía a peligro, tomando en cuenta que por los ochentas el boom de la AVC (Alfaro Vive Carajo) y las desapariciones eran cosas que pasaban al ojo de todos. Fue la mala suerte nuestra esto de los gobiernos de extrema derecha en el continente, también fue un piedra en el zapato de la adolescencia artística en esos tiempos de León Febrés Cordero.

El famoso secuestro del 85, al cual Alvear describe como un mito en una entrevista de Mundo Diners, sucede tras una clase de bajo que tomaba con un chileno que vivía en Quito. Lo engañan con que lo van a contratar para un show en Riobamba y luego, a pleno medio día quiteño, lo meten a un jeep, le tapan la cara con un saco de papas y se lo llevan a un cuartel por las afueras del Valle de Los Chillos. A sus 23 años teme por su vida, porque en el establo a donde lo llevan escucha gritos lastimeros a la lejanía de alguien a quien torturan.
Corre con suerte y su padre, un militar retirado, mueve todas las fichas para que lo liberen. Sale libre pero a las semanas tiene que irse del país. ¿La causa del secuestro?: posiblemente Promesas Temporales.
Promesas Temporales…
Posiblemente no la conozcan. Esto pasa porque fue una banda de hace años (más de 30), que reunió a la jerga musical que hoy conocemos como leyendas en el país: Hugo Idrovo, Héctor Napolitano, Alex Alvear…

Sólo sacaron un disco, un homónimo en 1986, con aires bien Sui Generis. De ley escuchaste ‘Esta Historia no es de Risa’, si no, acá está:
Y precisamente esta canción parece fungir de bruja para lo que le deparó a una banda que jodió, fumó y se divirtió en los ochentas, pero fue confundida como una enemiga política del gobierno de Febrés Cordero, porque gritarle que era un hijueputa era necesario y hasta sano.
“No era amigo de Napo (Héctor Napolitano)…pero ya habíamos saludado antes, cuando estaba en mis primeras bandas del colegio”, recuerda Alvear cuando hablamos de los orígenes, “nos hicimos panas a raíz de conocer a Hugo Idrovo y Juan Carlos González, quien fue el impulsor de la banda pero no fue parte de ella (…) Napo estaba viviendo en Quito y ahí se hizo la junta rapidito y fue una amistad inmediata, como amor a primera vista, nos caímos súper bien de entrada. Guitarreábamos un montón, se empezó a descargar inmediatamente y hubo un click. Mirando atrás, era un bandón, si bien no fuimos los primeros en hacer música original en esa escena creo que lo que nos sacó del montón es que teníamos una propuesta totalmente distinta a lo que se había hecho antes y creo que tiene que ver mucho con el eclecticismo de los integrantes”, cuenta Alvear, que expresa que esta “ensalada de géneros” de cada integrante fue la clave para pegar en la escena, con sólo pensar la mezcla de salsa, blues y rock están varias cosas dichas: la banda tenía futuro.

“Era una época compleja…bajo cualquier dictadura de derecha o izquierda es muy peligroso y complicado, encima de eso ser artista antes, espero que no ahora, es un oficio muy complicado. Las condiciones eran duras entonces y las siguen siendo hoy en día, es una constante pero hablando de nuestra postura…en realidad si era una postura política (en Promesas) pero no éramos políticos intencionalmente o lo hacíamos con un propósito predeterminado. Para los izquierdistas éramos unos ‘burgesitos aniñados’ y para los aniñados unos comunistas. Y nadie nos cachaba de verdad. Y lo que éramos era un grupo de hippies, fumones y gozadores súper irreverentes. Entonces esa vaina de despotricar ante León y el gobierno era una vaina súper gutural pero no estábamos afiliados con nadie”
-Estando en Estados Unidos, ¿no pensaste que Promesas pudo ser esa banda que pudo estar en contra del poder como, por ejemplo en Argentina, fue Serú Girán o La Máquina de Hacer Pájaros?
– En realidad había mucha gente en el arte que mantenía una posición frontal y contestataria- me dice, llevando el discurso de que el arte en ese tiempo era una puerta de expresión para quienes no tenían voz –no puedo hablar de algo que no pasó pero no sé…nuestros vecinos tienen otro tipo de aprecio por su cultura y artistas, hay industria, hay apoyo de entidades y del público, de una manera muy comprometida, no solamente hacer click o like, la gente se faja por sus artistas (…) el artista nacional es como ‘está chévere’ pero ahí nomás. Hay un aprecio y un reconocimiento más fuerte a lo foráneo, si me hubiera quedado no sé si la banda hubiese tenido ese reconocimiento como Charly García y Serú Girán…acá tenemos muchos ídolos que deberían serlos pero nadie les para bola…pero no tenemos un Charly García, un Carlos Vives o un Héctor Lavoe, o sea, ¿cachas lo que digo? Sí hay en un cierto imaginario pero como nación no creo que hemos llegado a ese punto de evolución, cómo te digo, los artistas somos invisibles, no existimos en las redes convencionales. Yo sé que hay fans aquí, que son súper leales y devotos, consecuentes con los artistas que siguen, pero son grupos pequeños. En el gran contexto de las cosas no es la mayoría, no es un movimiento nacional. Creo que nos falta mucho aprender a querernos, como nación, a querernos con nuestras raíces indígenas, con nuestra historia y aprender de ella bien, no sólo de los libros porque hay una historia que no se cuenta y hay otra que no se reconoce.
– Quizá suene crudo…en un mundo paralelo, ¿hubiese valido la pena seguir con Promesas Temporales para que lleguen esos mensajes a la gente?
– Uno no puede controlar lo que hacen los grupos de poder, en ciertas circunstancias no sabes que pueda pasar. En esa época no éramos tan políticos, éramos más que nada anarquistas. Más que parte de un movimiento, éramos los bichos raros de la escena.
La banda terminó pocas semanas después de que Alvear se fue del país, días después del secuestro de la policía secreta de Febrés. Su vida corría peligro en Ecuador.
Llegó con $70 a Estados Unidos pero le ayudó ser hijo de madre estadounidense para sostenerse económicamente en el norte del continente americano. “Yo trabajé haciendo varias cosas, fui mesero (risas)…era pésimo pero eso era lo que hacía como para pagar la olla, trabajé en un almacén vendiendo cosas. Tuve la fortuna que al llegar a Boston y conseguir trabajo en una banda de salsa, así pude abandonar los trabajos no musicales”.

“Yo nunca había hecho consciencia de cuanto tiempo estuve fuera y una vez conversando alguien me pregunta cuánto tiempo estoy en Estados Unidos y empiezo a hacer la matemática…ESTABA 25 AÑOS EN ESTADOS UNIDOS, fue un baldazo de agua helada, ya quería estar con mis padres y un par de años después me largué”, recuerda Alex, quien añade que los primeros años no pudo volver por la presión de León Febrés Cordero. Luego volvió, solo o con bandas.
Antes de irse, Lorenzo Barragán, un amigo suyo, le introdujo a la música andina, con la banda otavaleña Ñanda Minachi, que nació en 1969 de la mano de Alfonso Cachiguango, que la fundó cuando tenía 12 AÑOS. Ese fue el primer paso. Luego volvería a Ecuador en 2013. Entre suertes desconocidas y un documental por grabarse en una comunidad de Imbabura, descubriría los fandangos y la oportunidad de interpretarlos.
Escucha esta historia completa, aquí, en el podcast de Radio COCOA con Alex y descubre la historia de los Cachimuel con Alvear.
Tiempo después se juntaría a Mariela Condo en Boston, con la banda Ñawi, que llevó por primera vez la música indígena a esos lugares.
-¿Qué es lo que tiene Mariela para que sea tu partner?
-Bueno…Mariela es una cantante de altísimo nivel, tiene una voz súper entrenada. Tiene el machete bien afilado, pero también tiene una sensibilidad muy peculiar, yo creo que como todo artista Mariela ha tenido todo un proceso, uno de años. Mariela estuvo un tiempo por donde darle pero ahora en estos tiempos ha encontrado el norte clarito. Ha llegado a un nivel muy alto y bueno, yo no escogí trabajar con ella, nos juntamos. Esto es una cosa muy orgánica y de química.

Si no conoces a Mariela, lee aquí la entrevista que le hicimos.
Sobre su incursión en la música indígena, le pregunto si a través del descubrimiento forjó una especie de responsabilidad por llevar esta música a todo el país. “No lo tomé como mi misión”, dice. Reconoce que fue una cosa de “quedarse en schock de saber que había toda esta riqueza cultural que no existía…en Quito yo no escuchaba esa música, no la veía en la tele, en la radio”. Agrega que “lo que sí pasó e influenció directamente en mi música es que me planteó todo un nuevo universo musical e inconscientemente a través de mi música se ha logrado llegar a otra gente…a jóvenes sobre todo, que a través de mis temas han logrado reconectarse a esta cultural ancestral (…) pero tratando siempre de mantener mi propio estilo dentro de la música”.
Lean esto:
Si los guambritos sienten que
Sus ojos se quieren cerrar
Es porque pronto llegará
Trotando el caballito azul.
Ese pedacito lo escuchaste alguna vez cuando tu boca no sabía ni decir fréjol. Estoy seguro. ‘Caballito Azul’ es la canción que alberga esta lírica y tiene una historia un poco decepcionante pero que terminó por convertirla en el hit de Alvear.
-Juliette Jara pregunta, ¿cuál es la historia de Caballito Azul?
– Salió silbando en la calle, en media hora ya estaba (…) Es una canción de cuna, la historia es que hay un sello que se llama Putumayo Records. Hicieron una serie de canciones de cuna alrededor del mundo, del Mediterráneo, de Europa…y me contaron que estaban haciendo un volumen de canciones de cuna de Sudamerica. Hice la canción para eso pero no quedó y ni me pararon bola- se ríe, porque al final se hizo un hit y lo sabe.
– ¿Qué imaginas con esa canción?
– Me imaginaba a una mama cantándole a su guagua. Me llegan hasta hoy mensajes de: “mijita no se duerme si le canto esta canción”, se ha vuelto parte de muchas familias y no lo pensé, se dio, es una bendición eso que tu música se vuelva parte de la vida de otras personas. Eso no tiene precio, no hay Grammy o disco de oro que te de ese tipo de remuneración.
– Jeremy Jara dice: cómo se hizo un genio
Alex suelta una risa de padre, de esas que no son secas y enchinan los ojos. “que chistoso, no me considero genio ni nada, soy uno más que está en la lucha y en el montón. Si alguien piensa eso de mí quiere decir que le gusta mucho de lo que hago y me siento súper honrado. Pero yo sigo en pañales, sigo aprendiendo y sigo en el camino que no se acaba. He tenido uno que otro acierto pero no soy un genio…pregúntale a mi novia y verás.

-Oye, ¿cómo evalúas la responsabilidad que tendrán tus bandas y las demás bandas después de todo esto que estamos viviendo?
-No puedo emitir juicio general sobre los artistas, porque hay artistas que hacen arte nada más, que se dedican a su instrumento o la composición y a través de su música están expresando algo que tenga que ver o no con la situación política…yo sé que hay muchos artistas que critican eso pero no está mal, creo que es muy importante lo que se está creando, que aporta a la humanidad, sin embargo respeto mucho aquellos artistas que escogen una actitud frontal y combativa porque también el mundo necesita eso y hay otros que se van por lo comercial, que no es mi camino y tampoco voy a decir que eso está mal. Cada quien tiene derecho a hacer lo que quiera hacer. En mi caso estoy en los dos mundos, por un lado si tengo esta necesidad artística de expresarme a veces sin letra o estar hablando de la coyuntura, sin embargo en los últimos años con Wañukta Tonic si ha tomado una posición muy frontal y cabreada porque no soy el único y sé que muchos compatriotas están inconformes con la situación que vivimos, porque no deberíamos estar pasando por esto, yo creo que hay demasiado poder en pocas manos y ese poder está influenciando en el mundo de una manera muy negativa, entonces…yo por mi parte si carajeo y puteo a través de mi música pero eso no me hace ni mejor o peor que otros artistas (…) este virus que nos afecta mundialmente puede ser, a pesar de lo terrible, un momento importante para repensar las cosas…el peor virus es la inequidad porque no debería ser tan admisible tanta injusticia, tanto abandono y creo que estamos gobernados por psicópatas, que les sirven a sus patrones y sus bolsillos.

-Bueno, finalmente Pedro Bonfim te quiere preguntar: ¿qué es el mestizaje?
-Es una mezcla, una ensalada, creo que es un fenómeno humano. Desde la historia hace siglos los humanos han estado en sus propios lugares pero siempre hubo movimiento e intercambio, pasan muchas cosas y de este contacto positivo y negativo nacen nuevos genes, nuevas razas, nueva gente con distintas culturas y poco a poco se va creando esta multigenética que tenemos todos. O sea, yo soy hijo de gringa y padre ecuatoriano, Napo decía que soy mezcla de Vaca Holstein y Toro Barroso, que me parece excelente. Somos todos gente que tiene mucho en su genética y por eso me molesta mucho que hay gente que se cree mejor que el otro porque tiene la piel más clara, me parece la cosa más estúpida porque si tú te haces un examen de genética vas a ver que tienes sangre de un montón de gente y muy posiblemente tienes la sangre de aquel grupo que te refieres con desprecio. Los venezolanos tienen dichos bien chistosos, hay uno que dicen: “el que no tira tambor, tira flecha”, yo sé que es una expresión no muy políticamente correcta pero es como que si no tienes sangre de negro, tienes de indígena, en Puerto Rico suelen decir: “¿y tu abuela dónde está?”, porque si ves hacia atrás, verás de donde vienes. En Ecuador no podemos renegar que tenemos esta herencia indígena y que estuvieron aquí mucho antes que los europeos.
Recuerda enviar tus preguntas en las dinámicas de Adrián en Instagram.
Acabando esta extensa entrevista, Alex describe lo que será su concierto por sus 35 años de carrera este 20 de junio a las 20:00, que ha decidido llamar ticinco y contará con la participación de Mariela Condo, Álvaro Bermeo y Mauro Samaniego, que interpretarán junto a él canciones de su discografía. Wañukta Tonic será la banda de soporte, en un concierto completamente en vivo, que será transmitido por la plataforma de VIMEO, según Alvear.
En esta modalidad de Conciertos Increíbles hay localidades, claro que sí. La que requiere mayor inversión viene con vinito incluido y una sopresa más. Además, hay más eventos programadas durante el fin de semana.
Si te interesa este concierto de Alex puedes comprar las entradas acá, a sólo $7.
Escucha a Alex Alvear acá abajo: