-¿Por qué quieres sonar como Spinetta cuando cantas?- Le pregunto a Goyo antes de colgar, “Y no sé, ¿cómo explicas que te enamoras de una chica?”, responde y colgamos.
Pasmada, con cortes, en una sala y té en dos bandos. Así es la contienda entre Bandalos Chinos e Indie Criollo. Remarcada en un aire remoto, de preguntas inspiradas en la sensualidad spinetteana, de lírica seca, directa y cruenta de la música de los argentinos, nacidos en Beccar pero creciendo en toda América Latina.
En la entrevista hay media banda, anda Mati, Goyo y Tomás, alternando respuestas cuando deben. Los ganadores del Gardel a mejor banda pop en este año se alistan, en medio de un estreno de sencillo, para visitar Guayaquil, en el panorama del Festival WankaBeats, que reunirá, al igual que en 2018, a lo mejor de la región, en una mezcla entrañable de novedades y bandas posicionadas.

La entrevista es una videollamada de whatsapp a las 15:30 de Ecuador, la primera duda se acerca al instinto musical de Bandalos (sin acento) Chinos, sobre cómo una banda nacida en 2009 puede sonar tan bien diez años después, “la verdad es que no tenemos ni idea de lo que quiere escuchar la gente”, responde Goyo, “en BACH (2018) pasó que, además de todo ese laburo, nos habíamos sumado a un Productor (Adán Jodorowsky), alguien externo, alguien ajeno que nos llevó a lugares nuevos, y eso hizo que lográramos ese sonido más auténtico quizá, más nuestro. No es que cuando estábamos grabando el disco estábamos diciendo cual es el hit, cómo la vamos a pegar, no teníamos ni idea que es lo que iba a pasar con la gente”, sentencia el mismo Goyo, recordando que los discos anteriores a este LP fungieron mucho de cuadro de experimentación y aprendizaje. Está de acuerdo que “a partir de 2014 fue que tomamos un rumbo más serio del asunto”, aclarando al final que la experimentación sigue siendo una de sus máximas a la hora de componer.
Goyo, quien lleva una melena pintarrajeada de rubio, al puro estilo de Charly García en los dos miles, define a la banda como una agrupación llena de influencias por doquier. Son seis, seis mundos musicales. Elaborando un mapa musical que va desde Phoenix, Gustavo Cerati a Luis Miguel. Su pop sensual y evasor de metáforas complicadas se ha ganado un espacio en el argot de un nuevo pop en la región, que busca y encuentra en bandas descomplicadas un gozo en común: disfrutar el camino.
Tomás Verduga, quien toca la guitarra en la banda y también se encuentra en el living ese día, dice que “no sé si es una responsabilidad, pensamos que es algo que hay que hacerlo y lo hacemos disfrutándolo”, cuando pregunto sobre la “carga” de renovar el rock nacional en Argentina y como bandas amigas están creando una nueva etapa en su música, “obviamente – continúa Tomás– respetamos mucho a los artistas que vinieron antes de nosotros, muchos nos marcaron el camino, nos inspiraron un montón pero ahora pensamos en hacer buena música”. Goyo rescata, además, que en Bandalos la idea es que son una agrupación en movimiento, que “siempre queremos ir hacia adelante”.
La identificación de esta banda, que en un inicio iba a llamarse ‘Banda Los Chinos’ por un error auditivo al confundir con ‘Los Chicos’, es la mezcla autónoma de sus álbumes entre el baile y la desazón, como ir de ‘Vámonos de viaje’ a ‘El Concierto’ o de ‘Demasiado’ a ‘Súper V’. Esta antítesis guarda explicación, explica Goyo que “hay algunas que son de amor, son canciones que nos inspiraron en que fueron dos años de gira, de que la banda empezó a crecer y empezamos a girar por todo el país y creo que de ahí empezaron a sucedernos cosas, a tener situaciones de amor, de desamor, de encuentro y desencuentro, situaciones de vida o de muerte que nos fueron inspirando y yo creo que BACH es en un modo una foto de un momento de nuestras vidas, lo que estaba pasando y estábamos sintiendo en ese momento reflejado en canciones”.
Momentos que se han ido plasmando en un álbum que se simplifica en un pedido por parte de la banda: llevar baile al show y disfrutarlo mucho más en vivo.
Estos mercaderes, que antes trabajaban en ocupaciones laborales ‘normales’, ahora se dedican de lleno a musicalizar el desatino y disfrute de quienes los escuchan. Y aunque dicen que viven “rajando la lata”, firmaron hace poco con Casete, un sello mexicano, que no les ha alejado de su alma de banda independiente, pre productora de shows y discos.
‘Los Chinos’, que recuerdan haber tomado importancia en México, “nuestro primer viaje a México (rememoran) fue muy revelador en ese sentido porque no nos esperábamos ese recibimiento; me acuerdo de un niño que estaba allí en una puerta y quería llorar, y no lo podía creer, ahí nos pareció un montón, un amor”, ahora pisarán por primera vez tierras ecuatorianas.

Sus expectativas musicales de acá se dividen en Mateo Kingman, La Máquina Camaleón y Paola Navarrete, quien compartió hace pocos meses show con Goyo en Argentina.
Se van de la llamada aclarando una petición a quien vaya a verlos: “vengan con ganas de bailar, a eso vamos”. Y fulminando las expectativas de cualquier fan, prometiendo que se darán los últimos meses de este año para grabar un nuevo disco en Texas, para sacarlo el año que viene.
Si quieres ir al Festival WankaBeats, este 31 de agosto, puedes comprar tu entrada acá.